Seguro que has oído hablar muchas veces de la zona de confort, pero ¿cuál es la tuya?
Tu zona de confort es donde tú sabes todo lo que previsiblemente ocurre y tienes el “control” de las situaciones, donde normalmente te sientes seguro o segura, te sientes a salvo. Pero, te has parado alguna vez a pensar ¿es confortable tu zona de confort?
Es muy probable que no lo sea, aunque salir de ella sea algo que no te puedes plantear debido a tu aprendizaje. Nos enseñaron conocimientos, pero no nos enseñaron a confiar en nosotros mismos. Seguro que has escuchado frases como: hay que trabajar duro, la vida es sacrificio, hay que aceptar el destino, o alguna otra del mismo estilo.
La zona de confort es un estado mental, es un estado en el que vives conectado al piloto automático, donde hay pocos estímulos. Es la zona de la rutina de la vida diaria y que, a la larga, puede hacer que te sientas sin ganas de hacer nada, entras en un estado de apatía y dices cosas como: esto es lo que hay, es lo que me ha tocado, la vida es así.
Dentro de esta zona de rutina, también están las situaciones menos confortables de tu vida, el tráfico para llegar a tu trabajo, las discusiones con tu jefe o tu pareja, no llegar a fin de mes, y esas conversaciones y situaciones que evitas porque ya sabes lo que puede ocurrir.
¿Qué te impide salir de ella?
En realidad, es el miedo a perder, perder lo que tienes o lo que eres, miedo al qué dirán, miedo al fracaso, al ridículo, etc.
Los que no salen te dirán que no salgas, que te puedes equivocar o que te puede salir mal, pero… ¿Y si te sale bien?
Si lo que deseas es vivir una vida diferente a la que tienes hasta ahora, lo primero que tendrás que hacer es cuestionarte a ti mismo-a. Cambiar no significa perder lo que tenías, cambia significa hacer cosas diferentes para poder obtener resultados diferentes.
¿Qué te puedes encontrar si sales de ella?
Puedes conectar con un estado de apertura de vivir nuevas experiencias, actitud más positiva, te harás más fuerte como persona debido a tu crecimiento personal, ganarás confianza en ti mismo-a y vas a desarrollar tu creatividad y resiliencia.
Recuerda que siempre podrás volver a tu zona de confort, repito que, salir no significa perderla, tan solo la estás ampliando.
Te invito a salir de tu rutina cotidiana, quizás la primera pregunta que puedes hacerte para darte permiso es ¿Qué puedo hacer hoy diferente?
Como siempre te digo, date las gracias internamente por haber dedicado el tiempo a leer este post.
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Esther Campillo.
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